jueves, 3 de septiembre de 2009

Love Story

- Hola.

- Hola.

- ¿Qué tal?

- Bien.

- Oye, he pensado que podríamos quedar esta tarde para tomar algo.

- Uf, es que no me apetece. Estoy tirada en el sillón.

- Bueno, pues mañana podríamos ir al cine.

- Es que se me han roto las gafas.

- Pero si tus gafas son de cerca.

- Pero me gusta sentarme en la primera fila del cine.

- Bueno, vale… ¿y el sábado? ¿Te apetece ir el sábado a patinar?

- Ay, no sé…el sábado creo que me va a doler la cabeza.

- ¿Y el domingo?

- El domingo me dolerá otra cosa, pero ya lo decidiré sobre la marcha.

- Ya…bueno, vale, no pasa nada. El lunes doy un recital de poesía en el Auditorio.

- Vale.

- Mmm...¿vas a ir?

- Uf…es que los lunes tengo que lavarme el pelo.

- Pues te lo lavas y luego vas.

- Ya, claro, como si se pudiese ir a un recital de poesía con el pelo limpio. Ay, qué cosas tienes, cari.

- De acuerdo. ¿Y si me paso por tu casa el martes y echamos unas partiditas de póquer?

- ¿De póquer? El póquer es de gente aburrida.

- Antes jugábamos.

- Pasó de moda. Ahora lo que me gusta es el mus.

- Vale, pues jugamos al mus.

- Joder, jugar al mus, qué gilipollez. Si fuera al póquer, todavía, pero al mus…

- Ya… bueno. Para el miércoles no te digo nada, porque de todas formas voy a estar comiéndome una mierda de búfalo en un cementerio de elefantes de Singapur, y eso hay que hacerlo solo. Luego me balancearé sobre la tela de una araña y llamaré por teléfono a algún unicornio de pago para que me haga el trenecito del amor.

- Vale.

- Venga, un beso.

- Un besico. ¡Hasta luego!