domingo, 13 de septiembre de 2009

El bueno de Graham


Un día, hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia no muy lejana, un tipo medio idiota inventó el teléfono. Y digo medio idiota porque lo inventó sin querer, que si lo hubiera hecho adrede, hubiera sido idiota completo. Bienvenidos a "Las Aventuras y Desventuras del Gilipollas de Graham Bell".

Graham era un tonto del culo que se aburría, y dijo: voy a inventar un aparato para que los sordos oigan al pelo. Hasta aquí bien. Pero el invento le salió mal y al final inventó un cacharro del demonio llamado teléfono. Aquí empieza el tonto del culo.

El teléfono sirve para estar pendiente de ese mensaje que nunca llega; de esa respuesta a esa llamada perdida (y nunca mejor dicho) que no aparece; y de esa alegría que, al no llegar, se torna tristeza. O mejor dicho, mierda, putísima mierda.

Qué bien. Tengo teléfono. Tengo amargura.

Lo voy a tirar por la ventana. No, que luego me tengo que comprar otro, y duplicar la tarjeta y conseguir el móvil de la chica para volver a estar amargado.

Mejor me quedo amargado igual y me ahorro las perras.

Insomne again

Insomnio, te echaba de menos.

Mentira.

Te odio. Déjame en paz. Llevaba dos meses buenísimos. Vuelve a la ciénaga de la que te escapaste. Muere. Púdrete. Perece. Agoniza. Déjame tranquilo, sucio bastardo.

Que te den por culo

Hace unos años, encontrábame yo en un piso de cuyo nombre gratamente me acuerdo, viendo un documental sobre el famoso cantautor Joaquín Sabina. Pues bien, cuando al susodicho le pidieron que diera un consejo a los telespectadores, a éste sólo se le ocurrió decir: "Enamoraos. Enamoraos, porque hay que enamorarse."

Joaquín, eres mi letrista favorito, pero ya te pueden ir dando por culo. Me da igual que antes fueras rojo y ahora adores a José Tomas; me da igual que te drogues o te dejes de drogar; me da igual que pases de tus hijas y que te huela la boca a whisky barato. Pero no me da igual que des ciertos consejos. Éste en concreto que diste en aquella entrevista, te lo puedes meter por el culo.

Coge una hoja de papel de lija, pero que lije por ambos lados, ¿de acuerdo?. Luego, coges un bote de tabasco, y con él escribes tu consejo en el papel de lija. Acto seguido, enrolla el papel de lija, rehógalo en aceite hirviendo, y métetelo por el culo hasta que se te derrita y te lo tengan que recoger del suelo con una paletilla de las de jugar con la arena en la playa.

Eres el mayor hijo de puta del mundo. A lo mejor por eso eres tan bueno.

Pues eso, que te den mucho, pero que mucho por el culo, hijo de la gran puta.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Vivir es un camino empedrado de mierdas
Me presento. Mi nombre es Puta Mierda, de los Mierda de toda la vida. Resido desde hace tiempo en mi cabeza, y cualquier forma de intentar sacarme de aquí es pura fantasía. No le den más vueltas. No tiene sentido

jueves, 3 de septiembre de 2009

Love Story

- Hola.

- Hola.

- ¿Qué tal?

- Bien.

- Oye, he pensado que podríamos quedar esta tarde para tomar algo.

- Uf, es que no me apetece. Estoy tirada en el sillón.

- Bueno, pues mañana podríamos ir al cine.

- Es que se me han roto las gafas.

- Pero si tus gafas son de cerca.

- Pero me gusta sentarme en la primera fila del cine.

- Bueno, vale… ¿y el sábado? ¿Te apetece ir el sábado a patinar?

- Ay, no sé…el sábado creo que me va a doler la cabeza.

- ¿Y el domingo?

- El domingo me dolerá otra cosa, pero ya lo decidiré sobre la marcha.

- Ya…bueno, vale, no pasa nada. El lunes doy un recital de poesía en el Auditorio.

- Vale.

- Mmm...¿vas a ir?

- Uf…es que los lunes tengo que lavarme el pelo.

- Pues te lo lavas y luego vas.

- Ya, claro, como si se pudiese ir a un recital de poesía con el pelo limpio. Ay, qué cosas tienes, cari.

- De acuerdo. ¿Y si me paso por tu casa el martes y echamos unas partiditas de póquer?

- ¿De póquer? El póquer es de gente aburrida.

- Antes jugábamos.

- Pasó de moda. Ahora lo que me gusta es el mus.

- Vale, pues jugamos al mus.

- Joder, jugar al mus, qué gilipollez. Si fuera al póquer, todavía, pero al mus…

- Ya… bueno. Para el miércoles no te digo nada, porque de todas formas voy a estar comiéndome una mierda de búfalo en un cementerio de elefantes de Singapur, y eso hay que hacerlo solo. Luego me balancearé sobre la tela de una araña y llamaré por teléfono a algún unicornio de pago para que me haga el trenecito del amor.

- Vale.

- Venga, un beso.

- Un besico. ¡Hasta luego!