"Llegar a la cama, y joder, qué guarrada sin ti". Algo así cantaba un tal Robe, vocalista de "Extremoduro" en su discazo (sí, discazo) "Canciones Prohibidas". Y es que hay veces en las que así te sientes al llegar a la cama. ¿Hay veces? Quizás me he expresado mal. Eso de "Hay veces" suena a que no siempre pasa.
Pero da igual. No importan las noches en las que te cuesta dormir porque el hueco que deja tu cama está demasiado... hueco...no... no, no importan, porque para eso están los blogs. Todas esas cosas que le dirías a ese alguien especial al final del duro día lo puedes escribir perfectamente en tu blog, que es lo mismo. Qué coño lo mismo, es mejor, mucho mejor. Te desahogas mejor, y te sientes mejor, más querido, joder, que para eso hay una blogosfera enorme con cientos y cientos de personas, y si estuvieses emparejado con alguien, sólo sería una persona. ¿Desde cuándo es mejor una persona que cientos? ¡Sería de locos!
Pero da igual. No importan las noches en las que te cuesta dormir porque el hueco que deja tu cama está demasiado... hueco...no... no, no importan, porque para eso están los blogs. Todas esas cosas que le dirías a ese alguien especial al final del duro día lo puedes escribir perfectamente en tu blog, que es lo mismo. Qué coño lo mismo, es mejor, mucho mejor. Te desahogas mejor, y te sientes mejor, más querido, joder, que para eso hay una blogosfera enorme con cientos y cientos de personas, y si estuvieses emparejado con alguien, sólo sería una persona. ¿Desde cuándo es mejor una persona que cientos? ¡Sería de locos!
Así mejor, mucho mejor. Escribo en el blog y me quedo igual que si tuviese una larga charla con alguien especial tumbados en la cama, contándonos confidencias e intercambiando miradas.
Sí, mejor. Mejor así.
Y yo voy y me lo creo.