Ojalá no me hubiera conocido nunca

No hay metadona para esta droga

Se acabaron las tonterías. Es hora de hacer locuras de verdad. De las que te llevan irrefrenablemente a ser un jueguete roto de amor y de alegría (otra vez). Al menos esta vez avisaré con tiempo de que mi cerebro cambia radicalmente de estado/parecer cada vez que tose un jubilado.

Que la vida es corta III

Lo importante de mantener la cabeza ocupada con cosas que hacer es que así se te olvidan las ganas de volártela.

Que la vida es corta II

La vida es tan corta que el insomnio te da la invalorable oportunidad de aprovechar las noches perdiendo el tiempo como un zombi deambulando entre las mismas páginas web una y otra vez sin sacar ninguna conclusión.

Que la vida es corta

Póngame una de desesperanza mezclada con desesperación. Mezcladas, no agitadas.

Eso

¿Sentar la cabeza? Sí, espérate que me acuerde de dónde la dejé, y luego hablamos.

Me apetece emborracharme, enamorarme, autodestruirme e irme lejos de aquí a partes iguales. ¿Alguien me cambia el cerebro?

La vida es un circo

Sólo tengo dos estados de ánimo, y los dos son radicalmente opuestos. De aquí a la bipolaridad, un paso. Recompensa a quien me saque de aquí. Cerebro loco. Rutina que me mata. Necesito aventuras. Locuras. Me voy con el primer circo que pase por la ciudad. Lo tengo claro.

Ya

Ya estoy listo para estrellarme otra vez.

Así son las cosas

Si el cuerpo me pide autodestrucción... ¿quién soy yo para negársela?